Ante el avance de la práctica en el mundo, la Santa Sede dio a conocer los pasos a seguir según la doctrina católica. El comunicado sugiere sin embargo continuar con la sepultura de los difuntos, ya que “confirma su fe en la resurrección de la carne”
La Congregación para la Doctrina de la Fe, el órgano colegiado de la Santa Sede que custodia la doctrina católica en la Iglesia dirigido por el cardenal Gerhard Müller, presentó un nuevo documento sobre la sepultura de los difuntos y la conservación de cenizas luego de la cremación.
El texto recuerda que en 1963 la Santa Sede aconsejó "vivamente la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos", sin embargo explicó que la cremación no es contraria a "ninguna verdad natural o sobrenatural" y que esa acción no impide que aquellos que soliciten ser cremados obtengan los sacramentos.
La nueva instrucción emanada del Vaticano pretende "reafirmar las razones doctrinales y pastorales para la preferencia de la sepultura de los cuerpos y de emanar normas relativas a la conservación de las cenizas en el caso de la cremación".
Este nuevo comunicado sostiene que la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver "no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo".
Ante la extensión de la práctica de la cremación en el mundo, el Vaticano especificó los puntos para cumplir esa práctica según la doctrina de la Iglesia Católica Apostólica Romana:
-"Cuando razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación".
-"Cuando no sea contraria a la voluntad expresa del fiel difunto".
-"Que no haya sido elegida (la cremación) por razones contrarias a la doctrina cristiana".
-Con el fin de que se mantenga la oración por el difunto y no se lo olvide en la comunidad, "las cenizas del difunto deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente".
-"Queda prohibida la conservación de las cenizas en el hogar, sólo en casos de graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local, el Ordinario, de acuerdo con la Conferencia Episcopal o con el Sínodo de los Obispos de las Iglesias Orientales, puede conceder ese permiso".
-"Las cenizas no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares y se les debe asegurar respeto y condiciones adecuadas de conservación".
-El Papa Francisco también aprobó que "para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos".
El documento religioso alienta a sus fieles a continuar con la sepultura de sus fallecidos ya que "enterrando los cuerpos de los fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección de la carne, y pone de relieve la alta dignidad del cuerpo humano como parte integrante de la persona con la cual el cuerpo comparte la historia", dice el documento para explicar que la inhumación es la forma "más adecuada" de proceder según el catolicismo.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, el órgano colegiado de la Santa Sede que custodia la doctrina católica en la Iglesia dirigido por el cardenal Gerhard Müller, presentó un nuevo documento sobre la sepultura de los difuntos y la conservación de cenizas luego de la cremación.
El texto recuerda que en 1963 la Santa Sede aconsejó "vivamente la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos", sin embargo explicó que la cremación no es contraria a "ninguna verdad natural o sobrenatural" y que esa acción no impide que aquellos que soliciten ser cremados obtengan los sacramentos.
La nueva instrucción emanada del Vaticano pretende "reafirmar las razones doctrinales y pastorales para la preferencia de la sepultura de los cuerpos y de emanar normas relativas a la conservación de las cenizas en el caso de la cremación".
Este nuevo comunicado sostiene que la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver "no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo".
Ante la extensión de la práctica de la cremación en el mundo, el Vaticano especificó los puntos para cumplir esa práctica según la doctrina de la Iglesia Católica Apostólica Romana:
-"Cuando razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación".
-"Cuando no sea contraria a la voluntad expresa del fiel difunto".
-"Que no haya sido elegida (la cremación) por razones contrarias a la doctrina cristiana".
-Con el fin de que se mantenga la oración por el difunto y no se lo olvide en la comunidad, "las cenizas del difunto deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente".
-"Queda prohibida la conservación de las cenizas en el hogar, sólo en casos de graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local, el Ordinario, de acuerdo con la Conferencia Episcopal o con el Sínodo de los Obispos de las Iglesias Orientales, puede conceder ese permiso".
-"Las cenizas no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares y se les debe asegurar respeto y condiciones adecuadas de conservación".
-El Papa Francisco también aprobó que "para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos".
El documento religioso alienta a sus fieles a continuar con la sepultura de sus fallecidos ya que "enterrando los cuerpos de los fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección de la carne, y pone de relieve la alta dignidad del cuerpo humano como parte integrante de la persona con la cual el cuerpo comparte la historia", dice el documento para explicar que la inhumación es la forma "más adecuada" de proceder según el catolicismo.
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