Se mostraron molestos por la declaraciones de representantes de Samsa y el Eprac en los medios, diciendo que el problema está solucionado y que el agua es potable.
Emilce una vecina de Itaembé Guazú que el lunes, se comunicó para quejarse porque el agua que les llegó este martes es "inconsumible".
También Anahí contó a este diario que "ayer vinieron los de Samsa, vaciaron el tanque de nuestra casa, agua que obviamente deberemos pagar, y el agua sigue siendo sucia".
Ese día, el lunes, la comisión vecinal del barrio entregó a la prestataria del servicio un petitorio firmado por los vecinos porque aseguran que el agua con la que cuentan ahora "no está apta para el consumo".
En la nota "intimamos a la empresa a que mande representantes para este miércoles en asamblea de vecinos, que respondan a los reclamos que tenemos, porque hace un año, desde que nos mudamos a las casas que tenemos problemas, y nunca nos dan soluciones".
"Estamos gastando una fortuna en la compra de agua para tomar, hace mucho calor y algunos vecinos armaron sus piletas, pero el agua es sucia, los chicos terminan con conjuntivitis, hay vecinos con problemas gástricos, malestares, es imposible", explicó Emilce.
Agregó que solo dos o tres veces a la semana tienen agua y que “siempre ponen excusas, cuando llamás para quejarte a Samsa dicen que la culpa es del Iprodha porque no está terminada la planta potabilizadora, y desde el Instituto nos dicen que es un problema que tenemos que solucionar nosotros con Samsa, que ellos no tienen nada que ver. Este barrio se suponía que era un complejo habitacional modelo, pero de lo único que somos modelo es del abandono del Estado”.
Es que, además del agua, son varios los problemas existentes en el complejo: las comunicaciones, la seguridad, la recolección de residuos, la atención médica...
“Acá, me tomé el trabajo de contar y tenemos 12 contenedores para 800 familias, no nos permiten tener canastos frente a las casas, pero los contenedores no dan abasto. El barrio se mantiene por unidad con los vecinos, que nos ayudamos entre todos. Para cortar en el pasto en los espacios públicos, hacemos una colecta y pagamos para algún cortador haga el trabajo. Los espacios recreativos que tenemos los hicimos nosotros, limpiamos unos predios para que los chicos puedan jugar y los mantenemos. Si alguien tiene un problema médico, entre los vecinos nos organizamos y trasladamos a persona a un centro asistencial, porque acá no tenemos nada, ni siquiera señal en los teléfonos para llamar una ambulancia. Con decirte que en mi casa tengo marcado el lugar donde agarra señal y no me puedo mover un centímetro o se pierde”, enumeró.
Emilce una vecina de Itaembé Guazú que el lunes, se comunicó para quejarse porque el agua que les llegó este martes es "inconsumible".
También Anahí contó a este diario que "ayer vinieron los de Samsa, vaciaron el tanque de nuestra casa, agua que obviamente deberemos pagar, y el agua sigue siendo sucia".
Ese día, el lunes, la comisión vecinal del barrio entregó a la prestataria del servicio un petitorio firmado por los vecinos porque aseguran que el agua con la que cuentan ahora "no está apta para el consumo".
En la nota "intimamos a la empresa a que mande representantes para este miércoles en asamblea de vecinos, que respondan a los reclamos que tenemos, porque hace un año, desde que nos mudamos a las casas que tenemos problemas, y nunca nos dan soluciones".
"Estamos gastando una fortuna en la compra de agua para tomar, hace mucho calor y algunos vecinos armaron sus piletas, pero el agua es sucia, los chicos terminan con conjuntivitis, hay vecinos con problemas gástricos, malestares, es imposible", explicó Emilce.
Agregó que solo dos o tres veces a la semana tienen agua y que “siempre ponen excusas, cuando llamás para quejarte a Samsa dicen que la culpa es del Iprodha porque no está terminada la planta potabilizadora, y desde el Instituto nos dicen que es un problema que tenemos que solucionar nosotros con Samsa, que ellos no tienen nada que ver. Este barrio se suponía que era un complejo habitacional modelo, pero de lo único que somos modelo es del abandono del Estado”.
Es que, además del agua, son varios los problemas existentes en el complejo: las comunicaciones, la seguridad, la recolección de residuos, la atención médica...
“Acá, me tomé el trabajo de contar y tenemos 12 contenedores para 800 familias, no nos permiten tener canastos frente a las casas, pero los contenedores no dan abasto. El barrio se mantiene por unidad con los vecinos, que nos ayudamos entre todos. Para cortar en el pasto en los espacios públicos, hacemos una colecta y pagamos para algún cortador haga el trabajo. Los espacios recreativos que tenemos los hicimos nosotros, limpiamos unos predios para que los chicos puedan jugar y los mantenemos. Si alguien tiene un problema médico, entre los vecinos nos organizamos y trasladamos a persona a un centro asistencial, porque acá no tenemos nada, ni siquiera señal en los teléfonos para llamar una ambulancia. Con decirte que en mi casa tengo marcado el lugar donde agarra señal y no me puedo mover un centímetro o se pierde”, enumeró.
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