La tragedia del Vapor “Villa Franca” y el Héroe Posadeño NEMESIO PARMA.

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La madrugada del 4 de junio de 1922 fue sin lugar a dudas el marco de una de las mayores tragedias
ocurridas en la navegación Sorpresivamente, siendo las 0120 horas de aquella madrugada, se declaró un incendio en el barco vapor de pasajeros y carga “Villa Franca”, que navegaba en el Alto Paraná, tocando distintos puertos de la zona.
En comisión ordenada por la superioridad, navegaban en dicho buque el ayudante de 2a (hoy oficial principal) don Nemesio Celestino Parma, y el marinero de primera don Simón Ramírez.
La acción destructiva del fuego comenzó a cobrar inusitada magnitud cuando el buque navegaba cerca del puerto paraguayo de Hohenau. Tanto Parma como Ramírez se hallaban descansando cuando fueron despertados por los gritos y toques de sirena. Parma, al ver que el caos originado por la confusión y falta de órdenes, tomó decididamente el mando de la operación de salvataje auxiliado por el marinero Ramírez.
Tanto era el desorden que Parma debió apelar al uso de su arma reglamentaria haciendo disparos al aire, para contener al pasaje y tripulación que luchaban por ganar los botes.
Así, una vez controlada la situación, comenzó a desembarcar los pasajeros y hacerlos llegar a la costa cercana.



El fuego era cada vez más imponente y se acercaba a cubierta.
Varios pasajeros y tripulantes se arrojaban a las aguas para ganar la orilla y el propio Parma entregó su salvavidas a una mujer, a quien ayudó nadando hasta salvarla, regresando prestamente a bordo.
En aquellos momentos se produjo una tremenda explosión a causa de haber sido alcanzados por las llamas los tanques de combustible que formaban parte de la troja. El barco se partió en dos y se hundió rápidamente en las doradas aguas del Paraná.
Tanto Parma como el marinero Ramírez, el comisario de a bordo Bénítez y varios tripulantes y pasajeros, desaparecieron junto con el barco.
El jefe de la entonces Subprefectura de Posadas, al tener conocimiento del hecho, informó a la Superioridad por medio de un telegrama, en el que expresaba: «El 4 de junio de 1922, siendo las 0120 horas, se declaró un incendio a bordo del vapor “Villa Franca” y el oficial Parma tomó a su cargo la tarea de salvataje del pasaje y la tripulación, con la colaboración del marinero Ramírez, y ambos desaparecieron al explotar unos tanques de combustible que formaban parte de la troja».
La trágica muerte de estos dos servidores públicos ha quedado grabada en la memoria de quienes visten con orgullo el uniforme de nuestra Institución, recordando la temeridad y renunciamiento de quienes dieron su vida por la de sus semejantes.
Los diarios de la época elogiaron la aptitud de los dos hombres de la Prefectura, especialmente Parma, ya que con su gesto de supremo valor y agotados los
elementos de salvataje del buque, condujo hasta lá orilla a varios náufragos, que trataban de ganar la playa casi sin fuerzas, hasta encontrar la muerte.
El diario “El Nacional” de Posadas, en su edición del 4 de agosto de 1922, decía entre otras cosas-, «el héroe del "Villa Franca” deja huérfano a un hogar que a más de sufrir la pérdida de su jefe, le esperan días de miseria y desolación si la justa reparación pública que hoy se inicia no concurre en su ayuda».
Respondiendo a ese llamado del sentimiento, la escuela Nacional de Chamaico dio el primer gesto con una contribución que, aunque modesta, por su cantidad es de gran significado moral. A esta inciativa le ha seguido la del diputado nacional doctor Roberto M. Ortiz con la presentación en las cámaras de un proyecto con igual fin, siguiéndole las suscripciones abiertas de muchas brigadas de la Liga Patriótica y la que ha iniciado la Caja Mutual de la Prefectura General Marítima.
Tal como se dijo en el mencionado periódico y en su edición del 22 de julio de 1922 en “La Nación”, la Caja Mutual (hoy Asociación Mutual Prefectura Naval Argentina) al conócer el hecho formó una comisión permanente para recolectar fondos tendientes a perpetuar la memoria de Parma y auxiliar a su esposa, doña Petrona Cano y a sus dos hijos: Dora de 10 años y José de 7, que habían quedado en la indigencia. Cabe señalar que con la suma recaudada se pudo comprar dos casas en Posadas, que le fueron entregadas a la dama el 26 de agosto de 1923, y a la vez se erigió un monumento fúnebre inaugurado el 11 de junio de 1924 en el cementerio La Piedad de Posadas.

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