Más del 50% de los hogares argentinos atraviesa estrés económico y crece la pobreza oculta
En el último año, el estrés económico alcanzó niveles récord en Argentina, afectando a más de la mitad de los hogares del país. Este fenómeno —que refleja la percepción de que los ingresos no alcanzan para cubrir necesidades básicas— se consolida como una nueva forma de medir el empobrecimiento estructural.
Los sectores más golpeados son los de menores ingresos, donde el estrés económico supera el 75%. No obstante, la novedad preocupante es el incremento sostenido en los estratos medio-bajos y medio-altos, lo que sugiere una expansión de la vulnerabilidad en sectores históricamente considerados estables.
El impacto es especialmente fuerte en hogares con niños: allí el estrés económico supera el 54%, revelando una exposición mayor a privaciones en salud, alimentación y educación. Además, se observa una caída significativa en el acceso a derechos básicos, como la cobertura de medicamentos y la seguridad alimentaria.
Este tipo de medición permite visualizar una pobreza muchas veces invisibilizada por los índices oficiales: familias que, aunque no están por debajo de la línea de pobreza, enfrentan dificultades crecientes para sostener su calidad de vida.
Los datos reflejan un deterioro continuo desde 2022, sin señales claras de reversión. La situación interpela tanto a los responsables de políticas públicas como a la sociedad en su conjunto, ante una realidad que exige respuestas urgentes y estructurales.