Récord de camiones en la frontera con Brasil: una señal de alarma para la economía misionera
Informe Especial
El cruce fronterizo entre Dionísio Cerqueira (Brasil) y Bernardo de Irigoyen (Argentina) marcó un hito en mayo: 2.427 camiones atravesaron la aduana brasileña, un 6% más que el mes anterior. Aunque a simple vista este crecimiento logístico podría interpretarse como síntoma de actividad comercial saludable, el fenómeno revela un desequilibrio profundo que impacta de lleno en la economía de Misiones.
El incremento se explica, en parte, por la creciente brecha cambiaria: con un dólar a 5,57 reales, los productos brasileños se tornan más accesibles para los consumidores argentinos, lo que impulsa importaciones formales e informales. Esta situación afecta directamente a los comercios locales, incapaces de competir en precios con los bienes que ingresan desde Brasil, incluso en rubros como frutas, harinas, plásticos, maderas y alimentos procesados.
A pesar del aumento en el movimiento físico de mercancías, la corriente financiera —la suma de exportaciones e importaciones en dólares— cayó un 10,8% respecto a abril, revelando una pérdida de valor económico real en las operaciones fronterizas. En los primeros cinco meses del año, ya pasaron más de 10.700 camiones, y se estima que la cifra anual superará las 25.800 unidades.
Este crecimiento del flujo logístico sin una mejora proporcional en el intercambio financiero genera múltiples efectos negativos: erosión de la competitividad local, fuga de divisas, presión sobre el comercio legal y debilitamiento de la estructura económica provincial. A ello se suma la ausencia de beneficios aduaneros diferenciales, un reclamo histórico de Misiones que aún no ha encontrado eco a nivel nacional.
Mientras los camiones siguen atravesando la frontera, la economía misionera se enfrenta a un dilema: cómo sostener su tejido productivo frente a una dinámica comercial cada vez más desequilibrada.